Disponibilidad En stock
Disponibilidad En stock
Disponibilidad En stock
Disponibilidad En stock
Disponibilidad En stock
Disponibilidad En stock
Disponibilidad En stock
El perro Dog pierde su casa por culpa de una tormenta. Los animales del bosque se ofrecen para ayudarle en la construcción de un nuevo hogar. Pero Dog está tan triste que solo ve problemas. Sus amigos le dicen que no debe preocuparse ni rendirse. ¿Les hará caso y buscará una solución?
Hoy más que nunca, la familia es un proyecto desafiante que requiere pasión, dinamismo, formación, sentido del humor y, sobre todo, un amor desbordante y siempre renovado. Una metáfora sugerente para describir esta experiencia es la de una maratón.
En familia nunca se corre solo, y las energías deben administrarse a largo plazo. Cuando uno de los miembros del equipo está cansado o tiene algún inconveniente, los demás integrantes ajustan el ritmo para permanecer juntos. «Una maratón familiar» es un libro para crecer juntos y emprender con decidida alegría la aventura más grande del siglo XXI.
“El objetivo de la maratón, que se alcanza a cada paso, es la felicidad”.
Disponibilidad En stock
Diego Rodriguez de Silva y Velázquez destaca ya de aprendiz por su genial talento y su enorme capacidad de trabajo. Sevilla habla del espiritu de superación del joven pintor abierto a lo mejor de las nuevas corrientes que llegan de Italia. Felpe IV le da protección y afecto y él le corresponde con una profunda lealtad, La corte se asombra ante sus cuadros y le aprecia por su alto sentido moral, su discreción, su ingenio. La obra de Velázquez es la de un humanista cristiano. El estudio de su obra nos permite disfrutar de la conservación del patrimonio cultural: sus ojos de pintor buscan en cada modelo la verdad y la humanidad en la que estriba su belleza.
Via Crucis consta de breves comentarios a las catorce estaciones del Via Crucis, nacidos de la oración personal de San Josemaría.
En palabras de Álvaro del Portillo, su sucesor al frente del Opus Dei, «esta obra fue preparada para ayudar a hacer oración y, con la gracia de Dios, para crecer en espíritu de compunción –dolor de amor– y de agradecimiento al Señor, que nos ha rescatado con el precio de su sangre».