Antoni Gaudí. Un arquitecto genial
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En 1868, el joven Antoni Gaudí llega a Barcelona para estudiar arquitectura, la pasión de su vida. Su afán de superación se evidencia en sus obras: interpretó el arte de una forma tradicional y a la vez revolucionaria.
Se inspiró en la naturaleza para crear unas formas inéditas en arquitectura, y las plasmó con la ayuda de técnicas artesanales de manipulación de los diversos elementos, como cerámica, piedra y hierro forjado.
A lo largo de su vida proyectó numerosos edificios, y dedicó sus últimos años a la Sagrada Familia, vivo testigo de su lealtad por el trabajo. Su autonomía creativa sentó las bases del arte actual. Ningún otro arquitecto de los tiempos modernos ha tenido en vida o después de su muerte tanta popularidad.
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El desarrollo pleno de los hijos es la aspiración más noble que se plantean los padres como primeros y principales educadores. Ellos, a partir del amor incondicional, no sólo dan vida sino que la cultivan día a día con la educación, dejando así una profunda huella en la personalidad de los hijos.
El desarrollo y cuidado físico, afectivo, espiritual y sociocultural son vitales para la formación integral de una persona.
La educación integral de la sexualidad va más allá de la transmisión de saberes. Consiste en enseñar a amar. Lo que el niño aprenda en su hogar, luego lo vivirá en la sociedad.
Educar hoy no es sencillo. A partir de estas líneas, queremos ofrecerles algunos recursos prácticos para facilitar la tarea de orientar y educar a sus hijos con optimismo y serenidad. Queremos llegar a todas las familias, a las que quieren ser felices, a las que luchan y trabajan por lo mejor que les ha dado la vida: los hijos.
Los tres pastorcillos de Fátima comenzaron sus vidas en la honradez de una vida sencilla, e hicieron de su labor de pastores un ejemplo de humanidad para sus familiares y compañeros.
La visita de la Virgen de Fátima supuso un reto de superación en su forma de entender su relación con Dios. Gracias a la confianza que demostraron en la Madre de Dios, hicieron llegar fielmente el mensaje que ella quería transmitir a toda la humanidad.
Ana nace en Frankfurt (Alemania) en 1929. Es la hija menor de Otto y Edith Frank, de origen judío. Siendo Ana muy pequeña, toda la familia debe escapar a Ámsterdam. Pero tampoco están a salvo en esta ciudad tras la invasión de Holanda por los nazis en 1940. Para no ser enviados a un campo de concentración, los Frank y algunos amigos se esconden en la Casa de Atrás, una especie de almacenes traseros del negocio de mermeladas del señor Frank.
Durante el encierro, Ana comienza su diario. En él describe con sinceridad la vida cotidiana, a veces muy difícil, entre los refugiados: el carácter de cada uno, las relaciones con sus padres y hermana, la manera de conseguir comida, los sobresaltos cuando temen ser descubiertos, el amor que llega a su corazón adolescente…
Es una narración llena de viveza y de confianza en el futuro, que demuestra la sensibilidad de esta niña de 15 años, que destacó por la superación del miedo y su compañerismo.
La humanidad y el espíritu de tolerancia fueron dos rasgos destacados de la personalidad de Angelo Roncalli, aspectos que desde el inicio caracterizaron su misión apostólica y que él mismo supo convertir posteriormente en las señas de identidad de su papado. Así, el papa Juan XXIII, conocido popularmente como el «Papa bueno», contribuyó enormemente a fomentar el ecumenismo entre los cristianos y la educación para la paz entre todos los pueblos, y fue además el principal impulsor del Concilio Vaticano II, que supuso una importante renovación de la Iglesia católica.
Bernadette Soubirous era la hija mayor de un humilde molinero. Con 14 años, el 11 de febrero de 1858, se le apareció una bella señora en una gruta de las afueras de Lourdes, cuando iba a buscar leña. La señora la citó varias veces consecutivas y le fue revelando poco a poco su mensaje y, finalmente, su nombre: la Inmaculada Concepción.
Bernadette, prácticamente analfabeta, pero muy piadosa y poseedora de una gran valentía, tuvo que sufrir mucho. Casi nadie le creía, pero ella mantuvo una firme lealtad y mostró sinceridad al transmitir el mensaje de la Señora.
En 1862 la Iglesia Católica dictaminó solemnemente la veracidad de las apariciones. Pronto estuvo levantada una basílica en honor a la Señoa.
En 1907, Pío X declaró la festividad de Nuestra Señora de Lourdes (11 de febrero) como fiesta universal de la Iglesia. Bernardette due canonizada por Pio XI el 8 de diciembre de 1933, día de la Inmaculada Concepción.
Francisco nace en 1506 en el castillo de Javier (Navarra) y muere en una isla del mar de China en 1552, agotado tras diez años de febril actividad como misionero. Sus itinerarios de este tiempo podían dar varias vueltas al mundo. Una muestra de superación y valentía para quien sólo disponía de sus pies. No era Francisco un trotamundos; la razón de sus largas singladuras y caminatas era su decisión de «ayudar al prójimo» en la más profunda de sus necesidades y carencias, cual era el desconocimiento de Dios y de su enviado Jesucristo. Nunca se echó atrás por difícil o arriesgada que fuera la empresa. Y su secreto era que había puesto totalmente su confianza en Dios.
La vida de Julio César representa el liderazgo de un hombre que llevő al Imperio Romano a una gran expansión territorial y cultural. Su decisión en la conquista de las Galias inspiró en las fieles legiones que lo seguían el valor necesario para la lucha. Pero Julio César no se detuvo en las Galias, sino que, llevado por su afán de superación, legó a cónsul de Roma y realizó importantes reformas que llevaron a la República romana a uno de los mejores momentos de su historia.
Siglo I. Juan nace en Betsaida, cerca del río Jordán. Pertenece a una familia de pescadores. Como discípulo de Juan el Bautista conoce a Jesús y le sigue toda la jornada junto a su hermano Santiago. Este primer encuentro queda grabado en su corazón: allí, en las riberas del río, comienza su gran amistad con Jesús, que no terminará jamás. Poco después, el Señor le llama a formar parte del grupo de los doce Apóstoles. Juan, que le profesa un enorme respeto, es el único apóstol que le acompaña hasta el Calvario y el primero en reconocerle después de haber resucitado.
Por su lealtad, tantas veces demostrada, el Señor le confía su Madre, el amor más grande que tiene en la tierra. Tras su destierro en la pequeña isla de Patmos, vuelve a Éfeso, ciudad de la actual Turquía, donde muere años después.
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