En estas páginas propone el corazón mismo del Sermón: el Padre Nuestro. En él culmina lo que Jesús aspira a lograr con su predicación: filializarnos, introducirnos en el Reino, que no es sino la intimidad de una relación confiada, infantil, dócil y gozosa con el Padre y fraterna con sus hijos. Para lo cual es necesario hacernos como niños. Mientras que en el Sermón de la Montaña Jesús nos revela al Padre hablándonos del Padre, en el Padre Nuestro nos enseña a hablarle al Padre como Jesús mismo le habla, y como ya conoce al Padre. El Padre Nuestro es, por eso, la cima, la culminación del Sermón de la Montaña, su fruto más maduro. Con esta oración Jesús nos inicia al diálogo con nuestro Abbá. Con ella se desencadenó un divino proceso filializador que desde entonces no ha dejado de extenderse por la Humanidad. Poder hablar así con el Padre, desde un corazón filial, es la realización de las prometidas Bienaventuranzas. En este libro el autor retoma y reelabora escritos suyos aparecidos anteriormente en el semanario Cristo Hoy. Ahora los propone en clave de Elevaciones, o sea de un comentario que intenta no distraer ni dejar atrapado al lector en explicaciones curiosas del texto, sino disponerlo y elevarlo a encuentros vivientes con el Padre. El título ¡Upa Papá! es la exclamación infantil de quien quiere ser levantado por el Padre a su intimidad amorosa, y no teme hacerse como niño para entrar en el Reino, es decir en la condición filial. Es una palabra nacida en la oración, probada en la predicación y aprobada por el amén de los fieles. Una palabra de sabiduría cuya benéfica eficacia espiritual no dejarán de percibir los corazones bien dispuestos.