El autor te confiesa que su gozo ha consistido, consiste y consistirá en ser testigo de tantísimos despertares de princesas dormidas, con el beso de Jesús, con Quien ellas se encontraron al sumergirse en las páginas del tomo primero de Me quiero casar, y que por eso se llamó “La experiencia del encuentro”. Al entregar a cada una como esposa al Novio –como lo hace el padre de la novia llegados al pie del altar–, resuenan cada vez de nuevo en su corazón sentimientos difícilmente atrapables en palabras, vertidos en el poema que cierra este segundo tomo. Estas páginas te acompañarán, ya seas soltera, casada, viuda o consagrada, en ese camino iniciado de la esponsalidad con Jesucristo.
¡Que después de haber sido atraída y cautivada sepas, como dice el Cantar de los Cantares, correr detrás de sus perfumes!