Rumbo al año 2000 y al tercer milenio, se nos exhorta a empeñarnos en fundar una civilización del amor. Pero el terreno no está vacío. También hoy como en toda época se plantea, aunque en términos propios, el enfrentamiento de las dos ciudades a las que se refieren el Apocalipsis y san Agustín. El terreno está ocupado en nuestros tiempos por una civilización feroz -cultura de la guerra y de la muerte- que nació de la apostasía de las naciones católicas, apartándose y renegando de los caminos de la caridad. Su antagonismo con la civilización del amor es ingénito. Y así como la Iglesia es experta en humanidad, la civilización de la acedia es experta en provocar y propagar la apostasía, y por ende la deshumanización. A pesar de lo útil que puede resultarnos, por estos motivos, recuperar la operatividad profética del tradicional concepto de acedia, no se suele hablar de ella. Muchos fieles, religiosos y catequistas incluidos, nunca o rarísima vez la oyeron nombrar, y pocos sabrán explicar en qué consiste. Y aun los enterados no le ven mayor valor que a nivel de una moral privatista. Sin embargo, la acedia -poco importa que no se la sepa reconocer ni nombrar- es una atmósfera que nos envuelve sin advertirla. Se la puede encontrar en todas sus formas: en forma de tentación, de pecado actual, de hábito extendido como una epidemia, y hasta de cultura con comportamientos y teorías propias que se transmiten por imitación o desde sus cátedras, populares o académicas. Si bien se mira, la nuestra puede describirse como una verdadera y propia civilización de la acedia. Esto es lo que apunta a mostrar este ensayo de teología espiritual y pastoral, que tiene, por eso, también mucho de teología de la historia y de interpretación profética del present
En mi sed me dieron vinagre – la civilización de la acedia. P. Horacio Bojorge
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Cuando tenía veintitrés años, la hermana Guadalupe fue destinada a Belén como parte de la misión apostólica que la Familia Religiosa del Verbo Encarnado realizaba allí. Comenzó entonces una aventura que, catorce años más tarde, la llevaría a Siria, hasta entonces el país más pacífico de Medio Oriente. A los pocos meses de llegar estalló un ataque cruel por parte de grupos islámicos extremos, con los cristianos del país como principales víctimas.
Testigo y protagonista de la fe y la esperanza con la que todos los días los creyentes de Alepo enfrentan la persecución y la muerte, la hermana Guadalupe nos ofrece un relato cargado de historias, imágenes y reflexiones que nos hacen conocer desde adentro una de las peores guerras de la historia.
«Es un hombre de Dios que me hace mucho bien al alma y a mi vida espiritual», dijo Jorge Mario Bergoglio sobre José María Di Paola, más conocido como padre Pepe.
El lector conocerá un estilo sacerdotal muy cercano al propuesto por el papa Francisco al recorrer junto con Di Paola la Villa 21/24, de Barracas, el día en el que ese sacerdote se despidió de su gente tras ser amenazado de muerte. Será testigo también de los hechos que ayudaron al hijo mayor de una familia de clase media porteña a decidir su vocación, de sus crisis y experiencias en el monte santiagueño.
La vida de Agustin de Hipona consistió en la superación continua de todo aquello que lo apartaba de su ideal: la verdad. Este joven decidido a encontrarla no se detuvo ni siquiera ante los errores que pudo cometer, siempre contando con la honradez de su conciencia en sus acciones. El arrepentimiento y el reconocimiento de los fallos le dieron en su labor pastoral la humanidad necesaria para comprender a todos los seres humanos, en especial a sus hermanos en la fe.
Un joven iraquí de familia renombrada toma la decisión de hacerse cristiano. Comienza una persecución, que le llevará a la prisión y a ser acribillado por sus propios parientes …
“La Santa Misa es el centro y la cumbre de la vida cristiana” Por eso no es extraño que muchos autores hayan intentado penetrar en su misterio, legándonos cientos de obras de gran valor. Este pequeño libro pretende acercar algo de ese tesoro de sabiduría al cristiano de hoy. Va recorriendo casi paso a paso los momentos de la celebración, tanto en su dimensión litúrgica como en su significado espiritual. Tiene el valor agregado de algunos textos de grandes autores que coronan cada capítulo.
Con fino sentido de adaptación, a ejemplo de san Pablo, Brochero supo “hacerse todo para todos para ganarlos a todos para Jesucristo”. A lomo de mula recorría incansable los senderos montañosos y los caminos polvorientos de los llanos y sierras cordobeses: para asistir a los enfermos y moribundos, para predicar la palabra divina, para atraer las ovejas descarriadas a la práctica del bien y de la virtud. Sabía meterse a fondo en esas almas sencillas.
Brochero tenía el don de la conversación y lo amoldó al modo de ser gaucho. Unía a su léxico y a su valentía la ironía, la espontaneidad, la ocurrencia “paisana”. Y por encima de todo predicaba con el ejemplo: vivía para los demás. «Los filósofos necesitaron, para la difusión de sus doctrinas, el ‘Pórtico’ y ‘la Escuela’, instalados en el corazón de civilizaciones gloriosas; Brochero tuvo por cátedra el lomo de su mula».
¿Qué es el amor? ¿Qué papel juegan los sentimientos en la vida? ¿Cómo ser fieles cuando cuesta amar?
Toda pregunta sobre el amor encuentra respuesta y realización plena en Dios, que es amor. Se trata de escuchar a Jesús que nos dice “Como yo los he amado” (Jn 13, 34).
Amar y sentir a Dios busca responder a una pregunta del papa Francisco: “¿Cuál es la materia más importante que hay que aprender en la vida? Aprender a amar”.
Para esto analiza la relación entre amor y sentimientos, y propone orientaciones prácticas para la integración armónica de los afectos de la vida del cristiano.
¿Cómo ser felices y hacer felices a los demás?
¿Cómo gestionar el éxito o el fracaso?
¿Qué hacer para retomar el camino adecuado?
La figura de Jesucristo nos enseña a ser protagonistas de nuestras vidas, a reconocer y aprovechar nuestras limitaciones, y a salir al encuentro del otro.
En este libro se describen pautas para —con tiempo y gracia— alcanzar la armonía personal y avanzar con eficacia en la búsqueda de la felicidad: cómo mejorar la propia personalidad, la autoestima y la virtud.
Brinda consejos sobre cómo vivir una vida más feliz y más coherente, y adquirir una mayor empatía con quienes nos rodean, en especial con nuestra propia familia, en el entorno del hogar.
Este libro es una llamada a la esperanza. Somos libres, a pesar de las circunstancias adversas que nos pueden rodear e influir. Y no sólo tenemos el derecho, sino también el deber de ejercer nuestra libertad, precisamente en este mundo sutilmente tiranizante en que nos ha tocado vivir. Nadie está llamado a ser un «autómata» sin rostro.
Todo hombre puede ofrecer al mundo muchas sorpresas, aportar pensamientos nuevos, soluciones originales, actuaciones únicas. Es capaz de vivir su propia vida, y de ser fuente de inspiración y apoyo para otros.
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